El nuevo procesador Willow de Google logra una aceleración cuántica verificada, superando ampliamente a los superordenadores clásicos y acercando el escenario en el que el cifrado de Bitcoin podría verse comprometido.
Un salto cuántico confirmado
Google ha alcanzado un hito histórico en el desarrollo de la computación cuántica. Su procesador Willow, de 105 qubits, logró una aceleración cuántica verificada en un experimento publicado en Nature, demostrando la capacidad de ejecutar algoritmos físicos a una velocidad inalcanzable para los superordenadores tradicionales.
El chip ejecutó el algoritmo Quantum Echoes unas 13.000 veces más rápido que las simulaciones clásicas más potentes, completando una tarea en poco más de dos horas que a “Frontier” —uno de los superordenadores más rápidos del mundo— le habría tomado más de tres años.
El CEO de Google, Sundar Pichai, celebró el avance como “un paso significativo hacia la primera aplicación real de la computación cuántica”.
Cómo funciona Willow
El experimento consistió en una serie de pruebas de “reversión temporal” en las que los investigadores observaron cómo la información cuántica se propaga y refocaliza dentro del procesador.
El sistema utilizó qubits superconductores transmon con una tasa de error de puerta de apenas 0,0015 y tiempos de coherencia superiores a 100 microsegundos, lo que permitió ejecutar 23 capas de operaciones cuánticas en 65 qubits, más allá de lo que los modelos clásicos pueden reproducir.
Este nivel de estabilidad representa un avance crucial en la construcción de sistemas cuánticos verificables y reproducibles, algo que hasta ahora se consideraba teórico.
Por qué preocupa a Bitcoin
Aunque los resultados de Willow no representan una amenaza inmediata, el avance refuerza la posibilidad de que la criptografía de curva elíptica utilizada por Bitcoin pueda ser vulnerable a futuras máquinas cuánticas plenamente funcionales.
Bitcoin y la mayoría de las criptomonedas dependen de funciones matemáticas que los ordenadores clásicos no pueden invertir, pero que un procesador cuántico suficientemente potente podría romper en cuestión de minutos.
Expertos como Christopher Peikert, profesor de la Universidad de Míchigan, advierten que la probabilidad de que la computación cuántica se convierta en un riesgo existencial para Bitcoin en el largo plazo supera el 5%, aunque el peligro real todavía se sitúa a varios años vista.
El debate sobre la seguridad post-cuántica
La transición hacia firmas criptográficas post-cuánticas es posible, pero conllevaría un coste operativo: las nuevas claves y firmas serían significativamente más grandes, aumentando el tráfico y el tamaño de los bloques en la red de Bitcoin.
Esto plantea un desafío técnico y económico para la adaptación de las cadenas actuales, que deberán equilibrar seguridad, rendimiento y escalabilidad.
Más allá del laboratorio
Google afirmó que su siguiente objetivo será llevar la computación cuántica del laboratorio a la práctica, aplicándola al modelado molecular, el diseño de nuevos materiales y la simulación de interacciones atómicas.
En palabras del equipo de investigación: “Así como el telescopio y el microscopio abrieron nuevos mundos, este experimento representa el inicio de un ‘quantum-scope’ capaz de observar fenómenos naturales antes invisibles.”
Conclusión
El avance de Google marca una transición del plano teórico al experimental. Willow no amenaza hoy a Bitcoin, pero demuestra que el reloj hacia la vulnerabilidad cuántica ya ha empezado a correr.
Cada salto confirmado acerca el día en que la criptografía actual de las blockchains deberá evolucionar o enfrentar un riesgo sistémico. Para Bitcoin, el mensaje es claro: la seguridad no es eterna, y la era post-cuántica se aproxima más rápido de lo previsto.